
Nota del autor: Fundamentos.
Ha pasado el tiempo y las placas o férulas oclusales siguen siendo elementos difíciles de reemplazar y de confeccionar. Su utilización es extendida y los motivos son variados. En todas las especialidades de la Odontología se podría describir su uso. Uno de los motivos que me aboca a escribir sobre este tema son los más de veinte años que llevo utilizando estos elementos. Otro de los motivos es realizar un aporte personal, describiendo lo que realmente sucede en la clínica, desprovisto de elementos demasiado técnicos que perturben al lector. La “gran sofisticación” del mensaje confunde. Durante mi formación universitaria el mensaje fue claro y simple. Luego llegó la Ortodoncia a mi vida, con su realidad vigente a principios de 1990, con todo el marketing de la escuela americana de la época, y lo complicó todo. Colocar una férula se convirtió en algo todavía más complejo. Desde esa época mantengo la costumbre de utilizarlas. Se trata de un instrumento útil, noble, y de múltiples aplicaciones. Agradezco a mis maestros de esa época lo aprendido, pero la experiencia clínica ha puesto las cosas en su lugar.
Me he esforzado especialmente en que esta publicación carezca de elementos complicados que, como es frecuente en nuestra actividad, muchos autores incluyen para dar “un aire snob y erudito”, sumergiéndose en las profundidades de miles de detalles que se olvidan en poco tiempo. Espero con gran interés que sea una contribución al trabajo cotidiano.
Dedico especialmente este trabajo a dos personas: al Dr. António Matos da Fonseca, amigo eterno, mentor, motor y ejemplo a seguir como persona y como profesional, cuyo apoyo ha permitido y estimulado que este proyecto se hiciera realidad, y a Sonia Navarro Barroeta, mi eterna y genial compañera, que es quien mantiene organizada mi vida para conseguir hacer estas cosas.
Las influencias que han originado la creación de este trabajo han sido abundantes. Es mi deseo mencionar como tal al Profesor Jorge Gregoret, a Prince Tasaky y a Raúl Portes Rosa, con quienes he compartido muchas ideas.
Ejerzo la profesión en el ambiente privado. Las personas que han escrito artículos o libros, saben perfectamente el esfuerzo que lleva compatibilizar ambas actividades. Por lo tanto puedo decir que este libro, aún siendo en un formato electrónico, sigue siendo un libro, lo que representa una gran cantidad de horas de trabajo y concentración, donde se plasman influencias de otros trabajos publicados, conversaciones con amigos y colegas, horas y horas de clases dictadas, tiempos compartidos con alumnos y compañeros profesores, e infinidad de situaciones, que han traído a mi memoria gente que ha participado sin saber, que merece la pena destacar y agradecer especialmente:
-A Hernán Giampieri, año tras año compartidos con su habitual virtud, humildad, gran conocimiento y profunda amistad.
-Al Profesor Carlos Marín, que ha estimulado desde mis comienzos a hacer cosas con esfuerzo y dedicación.
-A Esther Villa Navarro, por tantos años de apoyo y amistad (“Las placas nos dan tiempo para pensar”).
-Al Profesor Juan Carlos Rivero Lesmes, por permitirme enseñar durante tantos años con plena libertad.
-Al profesor Alberto Carreño, por el apoyo, confianza y estímulo.
-A todos los alumnos, presentes y pasados, que son los que al fin y al cabo nos estimulan a seguir creciendo.
Madrid, España, 1º de mayo de 2014.